sábado, 23 de junio de 2012

" Vivez, si m'en croyez, n'attendez à demain : Cueillez dès aujourd'hui les roses de la vie. "



" Vivez, si m'en croyez, n'attendez à demain :
Cueillez dès aujourd'hui les roses de la vie. "

Pierre de Ronsard. Sonnet À Hélène.

"Vive, por tanto vive, no aguardes a mañana,
y corta desde ahora las rosas de la vida."

Pierre de Ronsard. Soneto A Helena.


En estos días, y por distintos motivos, he pensado más de lo habitual en aquella locución latina "Carpe Diem" ("Aprovecha el día"). Si algo hice en mi vida, fue eso. No he dejado de crecer un minuto como persona, aprovechando todo, lo bueno y malo de la vida. Que si los estudios, que si los bailes, que si las fiestas, que si el trabajo... Todo lo he aprovechado, que no me he privado de vivir ni siquiera, experiencias negativas. De ésas que una dice: "Uffffffff esto más que un trabajo parece un karma" (El sustantivo trabajo es pasible de ser sustituido por relación, estudio, etc. ). Sin embargo, he dedicado más tiempo a hacer que muchas personas entiendan el tema, y lo apliquen a sus vidas, que aplicarlo yo a la mía. En breve cumpliré 45 años, y claro, la proximidad de una fecha clave, suele traer este tipo de reflexiones. He mirado mi pasado, y he decidido soltar amarras. Dejar que ese barco se vaya, porque si algo tiene de bueno el pasado, pues es eso: que es PA -SA-DO... Y NO REGRESA.
A menos, claro, que una se empeñe una y otra vez en pagarle un billete de viaje al presente con proyección al futuro. Límites... Es una palabrita fácil de decir pero difícil de aplicar. Casi siempre nos manipulan tildándonos de egoístas. Pensar qué desea hacer una persona con su vida, y que en sus planes no cuenten los de los demás, no es egoísmo, es sencillamente personalidad. Que eso no significa dejar de amar a nadie. Especialmente porque a la primera persona que estamos obligados a amar es a nosotros mismos.
Después de muchos años de sembrar (a veces en buena tierra, a veces en el mar...) veo no muy lejos en tiempo y espacio, que me florece un jardín de rosas. Y como Ronsard era un poeta muy sabio, y yo entiendo algo de francés, le haré caso y cortaré mis "roses de la vie"

 

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