domingo, 24 de junio de 2012

Arcanos

A cuatro meses exactos hoy, de la muerte de mi madre, me pregunto qué destino me espera. Que no será acá, estoy segura. Y que no ejerceré más la docencia a nivel secundario, ni público ni privado, también. 
Todo el tiempo de mi vida que dediqué a prepararme para entregar "alma, corazón y vida", como la canción, en cada clase, se acabó. Si bien he pasado del Infierno al Paraíso en muchos aspectos, hay cosas que no pueden ser toleradas ni por mí ni por nadie en su sano jucio.
El prejuicio, las chacritas de poder efímero, pero mientras se tiene, se ejerce y si se puede abusar de él en perjuicio de otro mejor, la falta de estímulos, de alternativas laborales hacen que - ahora sí, definitivamente - diga FAREWELL, SIR. Eso en memoria de la película To Sir with love
A veces, el afecto de los alumnos no es suficiente para remontar ciertas trampas arteras que, aunque no se caiga en ellas, no significa que no hieran,lastimen, den rabia por la bajeza y la soberana estupidez de las mismas. 
Quien lea estas reflexiones, este monólogo interior pensará que guardo rencor. Y no, no es así puesto que "no hay mayor desprecio que no hacer aprecio." Lo que me rebela es que la mediocridad de unos pocos impida a muchos crecer y hacer crecer. 
No soy la única afectada en el tema. Somos más. Pero... lamentablemente es la única alternativa posible por ahora. 
Arcano... Misterio, eso es lo que la vida me depara. Búsqueda de nuevos horizontes es la actitud. Que no me va eso de sentarme a esperar. Ya empecé hace tiempo a buscar trabajo fuera de aquí y de la docencia.
Por la positiva: muchos estudios, experiencias varias, más desarrollada la docente. 
Por la negativa: la edad y  ser mujer. 
Sí, ser mujer a la hora de buscar trabajo pesa mucho, especialmente si se tiene preparación. 
Eso molesta. Lamentablemente es así, vivimos en un mundo machista disfrazado de postmodernismo. 
Pero a pesar de mis caídas, de mi salud algo resentida, sigo siendo una guerrera y lo continuaré así hasta que Dios marque mi hora. 
Es triste tener que renunciar a lo que se hace con amor y total entrega, por vocación. Pero la salud en juego no la pongo más. Mis mejores años se los di a la educación. Ahora los que me quedan los quiero para mí y para compartir con quien me elija quererme bien. Si alguien me elige... Chi lo sa? Es hora de pensar en mí. 
Mamá... ¡me lo dijiste tantas veces! Y yo pensé que los tiempos eran otros y yo, naturalmente, no soy papá. Él me superaba ampliamente. Pero teníamos tanto en común, que era inevitable que nos pasaran cosas similares. ¡Ay, mamita, qué razón tenías! No es que yo no te creyera, es que pensé que había cosas que yo no hacía que harían la diferencia, además del tiempo, el cambio social, ¡qué sé yo! 
Pero aún así, lo básico no ha cambiado y las cosas ocurrieron como lo dijiste. Seguro que me estás mirando y diciendo, como suelen decir las madres: "¡Te lo dije!" Cambia esa frase y guíame por mejores caminos que conduzcan a buen puerto. El que sea, pero donde mi barquito pueda anclar tranquilo, sin pensar en que le agujerearán el fondo... Te extraño, mamá.
 

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