sábado, 27 de agosto de 2016

Hace mucho tiempo que no escribo. La vida me ha llevado por delante y no le he dedicado a este sitio el tiempo que merece. Han sucedido muchas cosas, buenas y malas. Pero siguen fastidiándome algunas que he tratado aquí. La mentira es una de ellas. Sobre todo si es innecesaria. ¿Por qué mentimos? He ahí una buena pregunta. A veces para salir del paso de una situación que nos incomoda: un favor que no queremos hacer, alguien a quien dejamos plantados porque no queríamos ver, etc. etc. Y yo me pregunto: ¿no sería más fácil decir la verdad? Ejemplo: no quiero ir a ese sitio, no tengo ganas de ir, no quiero ir porque no quiero encontrarme con alguien que irá, en fin... la verdad. 
Más fastidio me da cuando descubrimos por azar la mentira. Que puede ser de las innecesarias, pero es una mentira al fin. ¿Qué hacer en esos casos? ¿Dejar correr debido a la irrelevancia del tema? ¿Preguntar con educación por qué la mentira? No sé... 
En los últimos tiempos me he vuelto desconfiada, algo que yo no era. Será gracias a muchas mentiras que se dijeron durante mucho tiempo y que el mismo tiempo, indefectiblemente, sacó a la luz. 
No sé si otras personas se cuestionan como yo me cuestiono ciertas cosas. 
A mí no me gusta que me mientan. Por lo tanto, no miento. 
Trato de entender ciertos comportamientos humanos y no lo logro. Los veo llenos de oscuridad, de sentimientos negativos, de mentiras... de esas que sí son complicadas, las peores: las que nos decimos a nosotros mismos. 
Tengo asumida mi falta de perfección. Humana soy. Con más defectos de los que me gustaría. Pero me conozco bien. Sé qué tengo de bueno y qué de malo. Trato de dominar lo malo, cosa que no siempre logro, muy a mi pesar y de aumentar lo bueno. Cualquiera podrá decir que esto lo dice todo el mundo sobre sí mismo. Yo creo que no. Que mucha gente no se ve como es en doble sentido: es mejor de lo que cree, es peor de lo que aparenta. A veces el daño que nos hacemos es a nosotros mismos. Pero cuando por nuestras oscuridades del alma que no tenemos coraje de encarar dañamos a otros, la cosa se complica. 
Entonces recuerdo aquella frase "Señalar mis defectos no borrará los tuyos" y trato de a) hacerme la boba y no poner en evidencia al mentiroso b) alejarme para que no me lastimen por cosas que yo no hice ni haré ni tengo responsabilidad alguna. No siempre es fácil. De hecho, algunas veces es durísimo. Pero no hay opciones. A veces, en la vida, hay que decir: "Primero yo." 




sábado, 25 de junio de 2016

REENCUENTRO Y REINICIO

Hace ya unos cuantos años que tenía abandonado este blog. Tal vez las prisas de la vida posmoderna me hizo abandonarlo. Tal vez no tenía nada que decir. No lo sé.
La cuestión fue que decidí recuperarlo y lo logré. No fue fácil, ya que había olvidado el correo con el que lo había creado. Pero aquí estoy. 
La motivación para estar nuevamente on line fue un amigo y compañero de carrera, un hombre brillante y, cosa rara, modesto. Hoy día esas dos situaciones no es fácil que vayan juntas. 
Dice que tengo que escribir. Y bueno, decidí hacerle caso. No es mi momento más inspirado hoy, ahora. Pero ya que logré volver luego de una serie de peripecias y mi ancestral tozudez vasca, heredada de mis bisabuelos paternos, héme aquí. 
Volveré.