Hace cinco meses que no
escribo. La última vez que escribí me recuperaba de una apendicitis
aguda. Ha pasado mucha agua debajo del puente en este tiempo. Entre la
desesperación del desocupado que se mata buscando un lugar en el mundo
laboral, entre vivir ahora en una ciudad pequeña donde todos saben de
todo y si no saben inventan, entre tener la cabeza llena de proyectos
que no salen porque nadie los apoya o te dicen, como el tango: "mañana,
después...". Y yo, podría decir, como el tango: "¿Después, a mí, me
dicen como a un extraño?" Pero no importa. A pesar de todo, la esencia
de la persona se mantiene y yo soy una guerrera y no lo puedo evitar.
Así que me levanté, lustré mis armas, mi escudo, mi lanza; me puse "el
tremolante casco" como el de Héctor, mi héroe homérico, y armada de
proyectos salí a buscar qué hacer con mi vida. Golpeé muchas puertas que
se abrieron, se deshicieron en elogios y aprovecharon mis ideas y
saludaron con sombrero ajeno, sin siquiera invitarme a ver cómo había
salido lo que yo ideé. Me recibieron aparentemente bien, pero luego noté
cierto fariseísmo y decidí hacerme la tonta y no darme por aludida.
Pero... En un lugar donde golpeé y me abrieron, donde no me conocían por
no ser de la ciudad ni del departamento, recibí una calurosa bienvenida
y mi proyecto presentado hoy es una realidad. El 31 de agosto, justo al
terminar el mes, termina una etapa de mi vida y comienza otra. Ahora
verán quién soy yo... Porque se han quedado con una idea vieja, no saben
de mis estudios la mitad, ni de mis trabajos, y me siguen creyendo "una
chiquita" como me dijo alguien que cree desmerecerme con ese
comentario, solo porque es una señora mayor. Lo que tiene, en realidad,
es MIEDO. Miedo a mi solvencia académica, a mi valor como docente y
como persona. Entonces empecé a notar que no me invitaban allá, que no
me respondían los sms, que no contestaban correos... Pero no importa: el
primer objetivo está logrado. Mi curso de Literatura Comparada será un
éxito, así concurran cuatro. Será un éxito porque yo lo decreté, porque
no pasé mi vida estudiando y dando clases para que me descalifique
sutilmente quien nunca supo cómo y cuánto trabajaba yo. A pesar de
todo... ESTOY CONTENTA. Porque trabajaré nuevamente, algo vital para mí,
y no solo por un tema de dinero, sino porque no sé estar sin hacer
nada. Y estoy contenta porque la vida me devuelve lo que siempre fue
mío. Dios se apiadó al fin de mí. Y la Virgen de Guadalupe también. Y la
guerrera está nuevamente en pie, mirando el futuro con optimismo y
dejando atrás a los fariseos... Que Dios los ayude y a mí no me
desampare. He vuelto a la arena, he vuelto a luchar...
monikkula Domingo, 23 Agosto 2009 20:03
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