lunes, 6 de abril de 2020

Et maintenant... la vie.

Hace demasiado tiempo que no escribo nada aquí. Tal vez no necesitaba expresarme públicamente. La mayor parte de las veces he escrito sobre mí, otras, sobre la vida en general. 
Hoy, que vivimos en la aldea global una pandemia que oscila entre conspiración para reducir la población mundial y el castigo divino, retomo mi actividad. 
Confinada, como casi todos en todos lados, a mi casa, he comprendido dos cosas. La importancia de la paz interior (que no significa ausencia de problemas) y el significado de la palabra hogar. 
Mi hogar, mi "Ítaca", que va conmigo donde voy, porque así llamo al mismo, es un sitio al que me gusta llegar y en el que me gusta estar. El silencio es un buen amigo y siempre se deja guardar cuando deseo oír música o cantar. No es que sea cantante, lo hago relativamente bien,  me doy cuenta cuando desafino. Hallé que el canto es bueno para espantar los demonios que todos tenemos dentro que pueden ir desde los problemas laborales a grandes y ocultos traumas del pasado que ni siquiera sabemos que están ahí. 
Este tiempo entre mi última publicación  y la actual ha sido prolífico. Mi familia afectiva se ha agrandado y esde  los abrazos de esas niñas que siento más falta. Gracias a la tecnología me comunico, oigo sus voces, las veo, pero el amor, del tipo que sea, es siempre una cuestión de piel. Y los besos y abrazos de las tres mayores y las caricias y los "auá" (besos) de la chica,  le hacen falta a mi piel. 
También echo de menos mi familia académica: mis colegas, mis alumnos. No fue necesaria esta circunstancia para saber que AMO mi trabajo. Sí ha servido para reinventarme de apuro y aprender a manejar nuevas tecnologías contra reloj. Y por ahora, voy bien. 
Teletrabajar es distinto para quienes vivimos en un régimen de aula presencial, pero se puede. Mis clases primeras las hallé horribles. Me faltaba el pizarrón, de hecho, me hace falta aún. Hablar sin escribir nada es rarísimo. Pero ya solucioné con una idea: un esquema estilo pizarrón en un documento de texto que luego se pasará a los estudiantes para que lo tengan al momento de la clase. 
Pensaba cómo hoy día la tecnología hace mucho más accesible el conocimiento y, por otro lado, como lo limita a las clases bajas. Aunque han cambiado los paradigmas y hoy es más importante un teléfono celular que un buen libro. Entonces me acordé de mi padre, nacido en 1916. Parte de su educación la recibió en escuela rural, durmiendo en un galpón porque el edificio de la escuela solo tenía un dormitorio: el de la maestra. Y eso que su maestra era tía política suya. Y recordaba  la avidez con la que leía de noche, acostado, con una vela en el pecho, entre el libro y sus ojos.
 Eso me lleva a pensar que la pobreza es no es solo material hoy día, sino espiritual, moral. 
Ese niño, cuya vida estuvo llena de dificultades desde su nacimiento prematuro, en un tiempo en que estos no sobrevivían, estudió con afán en la primaria, la secundaria, el bachillerato y la Universidad. Sobre todo el fin desde la secundaria, porque había perdido a su padre y las condiciones económicas habían cambiado mucho. Sin embargo, ingresó a la Facultad de Medicina y egresó con la Medalla de Oro a la excelencia académica. Todo ello con sacrificio económico porque el dinero no podría malgastarse. 
Hoy pensamos en la gente pobre que no tiene acceso a internet para hacer las tareas y nos condolemos. Sin embargo, hubo un tiempo en que los libros eran más importantes que la tecnología de última generación y no faltaban en ninguna casa. Tampoco faltaba en casa el sentido de la responsabilidad y el deseo de estudiar y superarse. Entonces los libros jugaban un papel fundamental en la formación intelectual de las personas. Entre otras cosas, porque se prestaban incluso por tiempo indefinido, algo que nadie pensaría hacer con un celular hoy día.
 Hoy terminé de pasar unos apuntes  sobre Giacomo Leopardi hechos a mano de mis tiempo de estudiante del profesorado a la pc. Y la multiplicidad de cuadernos que tengo hechos así, con resúmenes de libros que no tenía, por escasos o porque no los podía comprar. Y los otros apuntes, hechos a máquina con copia al carbónico, que hacíamos con mi compañera Verónica, cuando preparábamos exámenes. El tiempo pasado en las bibliotecas estudiando y tomando los apuntes era muy fructífero. Ese resumir a mano, con letra cursiva, iba dejando aprendizajes en nuestra mente... 
Me preguntaba cómo hubiéramos salido adelante si esto hubiera pasado en los 80, cuando la tecnología actual no existía... Seguramente hablaríamos por teléfono fijo para pasarnos las consignas de trabajo, capaz las grabaríamos en cassettes que los docentes reproducirían en sus casas, capaz las haríamos por escrito o ambas cosas. Quizás los docentes nos harían cuestionarios telefónicos... No lo sé, pero ALGO se nos habría ocurrido. Porque está comprobado que es en los tiempos de crisis en los que más se crece... 

sábado, 27 de agosto de 2016

Hace mucho tiempo que no escribo. La vida me ha llevado por delante y no le he dedicado a este sitio el tiempo que merece. Han sucedido muchas cosas, buenas y malas. Pero siguen fastidiándome algunas que he tratado aquí. La mentira es una de ellas. Sobre todo si es innecesaria. ¿Por qué mentimos? He ahí una buena pregunta. A veces para salir del paso de una situación que nos incomoda: un favor que no queremos hacer, alguien a quien dejamos plantados porque no queríamos ver, etc. etc. Y yo me pregunto: ¿no sería más fácil decir la verdad? Ejemplo: no quiero ir a ese sitio, no tengo ganas de ir, no quiero ir porque no quiero encontrarme con alguien que irá, en fin... la verdad. 
Más fastidio me da cuando descubrimos por azar la mentira. Que puede ser de las innecesarias, pero es una mentira al fin. ¿Qué hacer en esos casos? ¿Dejar correr debido a la irrelevancia del tema? ¿Preguntar con educación por qué la mentira? No sé... 
En los últimos tiempos me he vuelto desconfiada, algo que yo no era. Será gracias a muchas mentiras que se dijeron durante mucho tiempo y que el mismo tiempo, indefectiblemente, sacó a la luz. 
No sé si otras personas se cuestionan como yo me cuestiono ciertas cosas. 
A mí no me gusta que me mientan. Por lo tanto, no miento. 
Trato de entender ciertos comportamientos humanos y no lo logro. Los veo llenos de oscuridad, de sentimientos negativos, de mentiras... de esas que sí son complicadas, las peores: las que nos decimos a nosotros mismos. 
Tengo asumida mi falta de perfección. Humana soy. Con más defectos de los que me gustaría. Pero me conozco bien. Sé qué tengo de bueno y qué de malo. Trato de dominar lo malo, cosa que no siempre logro, muy a mi pesar y de aumentar lo bueno. Cualquiera podrá decir que esto lo dice todo el mundo sobre sí mismo. Yo creo que no. Que mucha gente no se ve como es en doble sentido: es mejor de lo que cree, es peor de lo que aparenta. A veces el daño que nos hacemos es a nosotros mismos. Pero cuando por nuestras oscuridades del alma que no tenemos coraje de encarar dañamos a otros, la cosa se complica. 
Entonces recuerdo aquella frase "Señalar mis defectos no borrará los tuyos" y trato de a) hacerme la boba y no poner en evidencia al mentiroso b) alejarme para que no me lastimen por cosas que yo no hice ni haré ni tengo responsabilidad alguna. No siempre es fácil. De hecho, algunas veces es durísimo. Pero no hay opciones. A veces, en la vida, hay que decir: "Primero yo." 




sábado, 25 de junio de 2016

REENCUENTRO Y REINICIO

Hace ya unos cuantos años que tenía abandonado este blog. Tal vez las prisas de la vida posmoderna me hizo abandonarlo. Tal vez no tenía nada que decir. No lo sé.
La cuestión fue que decidí recuperarlo y lo logré. No fue fácil, ya que había olvidado el correo con el que lo había creado. Pero aquí estoy. 
La motivación para estar nuevamente on line fue un amigo y compañero de carrera, un hombre brillante y, cosa rara, modesto. Hoy día esas dos situaciones no es fácil que vayan juntas. 
Dice que tengo que escribir. Y bueno, decidí hacerle caso. No es mi momento más inspirado hoy, ahora. Pero ya que logré volver luego de una serie de peripecias y mi ancestral tozudez vasca, heredada de mis bisabuelos paternos, héme aquí. 
Volveré. 

lunes, 1 de diciembre de 2014

DOS AÑOS DESPUÉS...

El tiempo suele ser nuestro mejor aliado incluso en aquellos momentos en que "el que espera, desespera." Casi dos años exactos después de mi último posteo, la Justicia Divina se manifiesta al respecto. Ya me ha dado muestras de que a pesar de necesitar paciencia, MUCHA, MUCHA, PERO MUCHA PACIENCIA, todo llega en esta vida. No soy una mujer perfecta. Pero soy una buena persona que merece respeto y consideración. Y si aspiran a recibir eso, primero lo tienen que dar. Dos años pasaron desde que la serpiente salió del huevo y comenzó a arrastrarse silenciosa, buscando mi talón para morderlo. Y si bien logró mantenerme callada, esperando el momento que sería el indicado desde lo Alto, hoy llegó la hora de hablar con la verdad. Y que se caiga todo lo que tenga que caerse. El síndrome de omnipotencia elevado a su máxima potencia hoy recibió un sacudón importante. Pero fue con la Verdad dicha en su cara. Y no me preocupa saber qué pasará una vez que esa Verdad sea revelada ante quienes debieron verla y prefirieron ignorarla. Ahora que la máquina de la Justicia, (humana y Divina) se ha puesto en marcha, solo hay que seguir viviendo. 
Aquél proverbio chino "Siéntate en la puerta de tu casa y verás pasar el cadáver de tu enemigo" es MUY sabio. Dos años de misterio, dolor, conjeturas, ansiedad... saltaron en unos papeles llenos de mentiras. ¿Y ahora? QUE SE HAGA JUSTICIA, QUE YA ME TOCA...

lunes, 3 de diciembre de 2012

Manipulación y calumnia

Nunca he deseado la muerte. Es más, me aferro a la vida con desesperación. Aún en la más honda soledad interna y externa, lucho desesperadamente por la vida. Por mi vida. Jamás tuve nada que no fuera honesto. Jamás hice nada deshonesto. Sin embargo la calumnia y la manipulación puede destruir todo lo que he logrado con mi esfuerzo y con muchísimo sacrificio. 
Las personas suelen asociar sacrificios o esfuerzos a temas económicos. Pero no. Hay esfuerzos y sacrificios que nada tienen que ver con el dinero. Tienen que ver con la persona y su esencia.
Ser objeto de la manipulación es muy feo. 
Especialmente si ella viene de personas cuyos problemas no causaste ni está en tu mano resolver. En el mundo egoísta, consumista, carente de valores de esta época postmoderna en que nos toca vivir, que alguien sin conocimiento de causa te condene por sus problemas o te haga chantaje emocional, es cada vez más frecuente y, lo que es peor, cada vez lo hacen más temprano. 
Nada les importa de tu vida, ni siquiera aunque les sirvas. Solo les importa su persona y el resto del mundo puede explotar
"¿Tienes sentimientos? Ah, pero los únicos que valen son los míos... Los tuyos no me importan."
El consumismo ha vendido la peregrina idea de que hay cosas que pueden comprarse y encima a plazos, con un plástico. Y no es así. 
Los valores morales, la inteligencia, la condición de persona de bien, el respeto al trabajo ajeno, a la persona del otro, no solo ya no existen casi, sino que hay personas que creen que pueden comprarse. Y hay cosas que son o no son, no admiten medias tintas. 
Siempre habrá alguien en la vida mejor que nosotros y alguien peor. 
Lo importante es no echarle la culpa a otros de temas personales que no tienen que ver con los demás, sino con la idea que tenemos  de nosotros mismos. Y así como nos sobrevaluamos, también solemos subvaluarnos. Pero eso es un tema nuestro. No podemos ir por el mundo culpando a otros porque no nos queremos lo suficiente y nos sentimos mal por cosas que el otro desconoce y tampoco le corresponde saber. 
La vida es, simplemente, una sucesión de hechos que a veces son realmente injustos y otras NOS PARECEN injustos porque queremos más y no llegamos o no es para nosotros. 
¿Quién no soñó con una persona inalcanzable alguna vez? Por los motivos que fueran, esa persona no nos estaba destinada y nos preguntamos una y mil veces qué hicimos nosotros para que no nos correspondiera. 
Como ese, ejemplos sobran. No es esto una resignación a no intentar alcanzar nuestros sueños. No. Simplemente es aceptar que somos finitos, con límites y que no todo lo que queremos podemos tener o ser. 
Querer alcanzar nuestros sueños no nos da derecho a manipular ni a calumniar ni a perjudicar a otros gratuitamente. La vida ha de ocuparse de ponernos en nuestro sitio si así lo hiciéramos. 
Las personas así me provocan  lástima, el último de los sentimientos humanos que deseo para mí. No dejan de ser pobres personas que como no pueden con sus vidas culpan a otros de sus problemas, fracasos y frustraciones, enlodando en su ceguera a gente de bien. Pero, como dice el poema sabio de Rubén Darío: 

    LA CALUMNIA
Puede una gota de lodo
sobre un diamante caer;
puede también de este modo
su fulgor oscurecer;
pero aunque el diamante todo
se encuentre de fango lleno,
el valor que lo hace bueno
no perderá ni un instante,
y ha de ser siempre diamante
por más que lo manche el cieno.


Rubén Darío

Y, como el cuadro de Boticelli, del mismo nombre, la Verdad, un día, ha de salir desnuda ante los ojos de todos. Pero mientras eso ocurre, la destrucción moral de la persona puede ocurrir y hacerla caer en un espiral sin fin de tristeza, desolación, depresión, angustia y sobre todo, muchísimo dolor. Dolor del que nadie se entera a veces, otras ni siquiera le importa, si consiguió su objetivo. 




 

  
   

martes, 30 de octubre de 2012

Te deseo...

Te deseo: que tengas la bendición de un trabajo digno,que realices con amor, dedicación y que recibas el pago y el reconocimiento que mereces por ello. Te deseo: que halles a una persona que crea que tú eres especial, aún con tus defectos y que te ame y acepte como eres. Te deseo: que tengas la dicha de formar una familia, que llene tu casa de voces, aunque a veces te duela la cabeza. Te deseo que haya manos en tu vida, para saludarte, para abrazarte o para sostenerte cuando lo necesites. Te deseo: que jamás ningún mal te roce, pero si lo hace, cosa probable, porque así es la vida, sea el menor posible. Te deseo: que tengas amigos fieles, que sin importar la distancia o el tiempo, toquen a tu puerta para compartir tu felicidad o para abrazarte en tu dolor sin que sea necesario llamarlos. Te deseo: que goces de buena salud. Que las preocupaciones de este mundo banal y egoísta no alteren tu salud. Que puedas disfrutar del aire y el sol y estar en armonía contigo mismo, con los demás y con el mundo. Te deseo... que una vez pasada la juventud, cuando tus hijos hayan volado, puedas disfrutar de una vida calma, sin grandes sobresaltos y si los hubiere, que sean las alegres voces de tus nietos que vienen a verte y a llenarte de alegría. Te deseo que todo el amor que llevas dentro puedas destinarlo a quienes te lo provocan. Te deseo que si alguna vez estás solo, sea por elección y para reflexionar sobre la vida y seguir adelante. Te deseo que no pierdas la fe, ni la capacidad de soñar. Te deseo que el día de la partida, una mano sostenga la tuya y te quite el miedo. Lo único que no deseo es que pases por las traiciones, mentiras, egoísmos, ausencias , humillaciones, vergüenzas, miedos, desgracias y sobre todo, que nunca estés solo... La soledad es tan dura y cruel que puede matarte en silencio. Todavía me niego
creer que alguien a quien quise mucho, siendo como era, haya muerto de soledad...
 
 

miércoles, 10 de octubre de 2012

Un día de estos...




Un día de estos...

Un día de estos
habré de morir de ojos abiertos.
Un día de estos
habré de dejar de soñar sin objeto.
Un día de estos
mi corazón roto soltará los restos
y tal vez sea tarde
y obviamente inútil gritar "¿Por qué esto?"

 
© Mónica. 10/10/ 2012