sábado, 23 de junio de 2012

"NADIE ME DIJO NADA"


"NADIE ME DIJO NADA"


Como es habitual en mí, robo un título ajeno para usarlo aquí porque me resulta expresivo, tal vez más de lo que yo pudiera crear. Eso sí, siempre cito la fuente. Esta vez, le robo a Jaime Roos, mi compatriota y cantante favorito, el título de una hermosa canción.
¿Por qué las personas se aferran a veces, empecinadamente al silencio, sometiendo sus sentimientos y emociones a una tortura, que termina por lastimar más, que si hablaran alto y claro?
No logro comprender esa actitud. Convengamos que - como dice mi amigo Carlos - "hablar cuesta". Pero hay cosas en la vida que dañan más si se callan que si se dicen. Tanto a quien las siente como a quien las recibe. No somos dueños de los sentimientos: ni de los propios ni de los ajenos. Es inevitable que sintamos algunas cosas...
En mi perfil dice que una de mis pasiones es la honestidad. Que es mi mejor tarjeta de presentación.
Ayer tuve un acto honesto con alguien además de mí. Siempre fui de la idea que en el acierto o en el error, ser honesto con uno mismo es un deber ineludible que tenemos los seres humanos. Ayer, rompí un dique de silencio de tres años casi y - como es primavera - , hice como dice la canción:
"Hay que sacarlo todo afuera
como la primavera,
si no quieres que adentro
algo se muera."
Yo ya sabía lo que me esperaba ante ese despliegue de emociones.
Y recibirlo, lejos de lo que creía, no me dañó. Al contrario, me siento liberada. He hecho la Katarsis y ya no soy la misma. Soy un poquito más yo, más auténtica, más fuerte, y, sobre todo, más valiente.
Me asombro de mí misma... Casi tres años con esa cosa acá... (imagine el lector que me agarro la garganta con la mano derecha y me la estrujo), atravesada, harta de los circunloquios y las metáforas y los eufemismos y los gritos del silencio y los secretos a voces...
El saldo es positvo: lo más valioso permanece intacto, el nudo en mi garganta desapareció, no me siento mal por haber dicho lo que tenía que decir, y sé, que a pesar de un obstinado silencio... mi segundo nombre - Beatriz, - la que hace feliz - cumpló su cometido.
No quedaron rastros visibles de ese momento: no se puede probar. Eso podría significar que no existió el hecho. Pero los corazones son un archivo más grande e intenso que el de la Sureté o el FBI...
Como canta Edith Piaf, mi amado Gorrión de París...

"No, rien de rien, no je ne regrette rien..."

1 comentario:

  1. siempre hay decir las cosas, es como sacarse una mochila de la espalda y pasarla, el alivio es muy grande...
    gracias por pasar a saludarme, seras siempre bienvenida

    un abrazo
    leandro betini Domingo, 14 Octubre 2007 05:08

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