domingo, 16 de septiembre de 2012

Llena, llena, llena mi cariño.







"Llena, llena,
llena mi cariño.
Ay! Llénalo corazón,
que alumbras mi vida,
curas mis heridas
porque no puedo vivir
sin tu amor,
Ay! Sin tu amor."


El Barrio


A ti, lejano y silencioso hombre que sabes dónde estoy, dedico yo estos versos que seguro oyes con frecuencia. . 
Te echo de menos, me haces mucha falta y solo puedo soñar aquel  sueño que ambos deseamos que se cumpla cada 2 de abril desde hace años.. 
Abrazo tu libro y llevo mil veces leída la historia, la que el autor cuenta y la que escribiste allí, solo para mí. Seguro que miras unas estrellas  en un negro cielo, que en el tuyo no se ven, pero que llevas en  tu corazón.
Sueña, que  mi sueño no muere y la Virgen sé que se acuerda de mí. Tenemos una cita, no sé cuándo, pero será. Las piedras de la calle me oirán llegar. Espérame, no sé cuándo, pero llegaré.  Llegaré para que me beses y para mirarme en tus negros ojos. 

sábado, 30 de junio de 2012

¿Quién se quedó con mis sueños?

De todas las cosas que soñé en la vida, nunca me imaginé la vida que tengo. No es fácil, nada fácil. Si bien amo mi trabajo, mi estilo no es precisamente el que la educación actual propone. Eso significa que, si bien existen entre mis alumnos aquellos que me valoran y respetan, los más me detestan porque les exijo y me lo manifiestan de las maneras más naturales para ellos. Dar la espalda, conversar, no estudiar, no atender, no trabajar en clase... Pero para reclamar son modelo "boy scout": "Siempre listo." 
Nunca soñé la vida que llevo para mí. Yo quería otra cosa, tal vez menos intelectual o no tan excesiva intelectualmente. Yo quería la vida simple de las personas simples: un trabajo que amara realizar, un hombre con quien compartir la vida sanamente, un par de hijos... O uno solo, da igual. Pero una familia. Mía, formada por mí. 
Dios decretó otra cosa y tengo que resignarme. Elegí estudiar mucho porque me gustaba, porque quería otro empleo para ejercer la docencia por amor y placer, lo que significaba no tener más de dos grupos. Así fue que allá, por el año 90, con 28 años y 45 kilos mojada, empecé a buscar otro empleo que nunca llegó. 
Entonces, pensé: Mejor me capacito en alguna otra cosa. Arte dramático ya había estudiado y de eso aquí en Uruguay, casi nadie vive y yo no soy precisamente Sarah Bernhardt. Así fue que ni bien se me presentaba una oportunidad, yo estudiaba. Salvo el griego, que tanto me gusta, que elegí estudiarlo por placer del conocimiento puro, lo demás fue para prepararme para un día dejar la docencia porque veía su deterioro a pasos agigantados. Y sumé uno, dos, tres diplomas, otra capacitación por aquí, inicio de la Facultad por placer allá... Y así llegó el día en que mi trabajo me quemó: empecé a sentirme mal, con gravísimos dolores de cabeza, contracturas que hasta vómitos me daban y nadie daba con lo que tenía. Hasta que un psiquiatra dio: -"Lo tuyo es un burn out." dijo a modo de sentencia. 
Ahí empezó una odisea que es dificilísima de entender si no se ha vivido al menos, algo similar. Como es una enfermedad que no se ve, salvo que te pillen en plena crisis, nadie cree que estés enferma/o de consideración. Tampoco creen que sea a causa de la enfermedad tus cambios de carácter. Por más que insistas en no angustiarte, en no preoucuparte, en no llorar, en no ponerte furibunda/o, es inútil. La enfermedad es así, hay que tratarla y enfrentarla como es. 
Claro, quien lo ve de fuera, piensa las cosas más increíbles. La primera es que estás loca. O loco. Y para quienes estamos mal, todo lo que se murmura por lo bajo - que vamos, nos damos cuenta de que tenemos una corte de psicoanalistas aficionados que jamás leyeron o vivieron a Freud y/o colegas -, cada palabra es un puñal que se nos clava dentro y nos hiere de manera brutal y feroz.
Y claro, la gente juzga, saca conclusiones, se permite decirte cosas que te destruyen interiomente. Pero ahí estaba yo... con mis crisis de llanto, de angustia, de miedo, de soledad, sin trabajo, sin sueños cumplidos salvo uno... que no me servía para nada en ese momento terrible. Ni siquiera mis padres, pobrecillos, podían ayudarme. ¿Qué podían hacer frente a una enfermedad para ellos desconocida? ¿Qué se puede hacer frente a la angustia de una hija que ve que se le va la vida y no ha sido feliz más que un ratito y tampoco muy feliz? 
La felicidad es un estado de espíritu, que tengo claro que no depende de nada externo, sino interno. Sin embargo, la concreción de algunos pocos sueños simples pueden hacernos felices. 
El "brun out" hoy está quedando atrás, no sin denodado esfuerzo de cuatro años en los cuales no solo no pude trabajar, sino que se me murieron mis padres. Los dos. Primero papá y hace apenas cuatro meses y tras largo sufrimiento, mamá. 
Miro mi realidad y me dan ganas de llorar a gritos. Vivo en un sitio donde no quiero. En una casa que era la nuestra pero que tiene tanto dolor dentro que no quiero estar aquí. Además, es demasiado grande. Mi trabajo, ese impulso vital, ese ímpetu que me llevaba hacia adelante hoy es más una condena que un trabajo. No siento que voy a trabajar, siento que voy a padecer.  Y lo peor es que es real. Y también es real que comentamos con los colegas que ellos sienten muchas de las cosas que yo siento. Pero ellos tienen veinte años menos. Al menos tienen algo que a mí se me va acabando... TIEMPO.
¿Quién quiere a una mujer cuyo pecado es haber nacido inteligente y haberlo podido aprovechar? En teoría, deberían estar peleándose por mí en varios sitios de trabajo. Pero resulta que no. Que busco y busco y no hallo otro trabajo que no sea la docencia. La amo, pero se convirtió en un amor no correspondido.
Y por otro lado, una mujer buena y decente, ni hermosa ni fea, en todo caso con sus encantos, que representa diez años menos de los que tiene, lo único que encuentra al llegar a su casa es el silencio de sus libros cerrados, en los estantes, encima de los muebles o junto a su cama, porque le gusta leer acostada justo antes de dormir. 
Yo no sé si quería ser inteligente e intelectual. Tal vez un poco, por el trabajo, pero yo quería una vida normal, con un marido, una casa, unos hijos y si me apuran, hasta admito un perro. 
Pero Dios decretó una secretaria, una actriz, una profesora, una correctora, una editora y una mujer con mucha facilidad para los idiomas  que supo aprovechar y que encima escribe muy bien. Y se lo dicen, que no es que se lo crea. Se lo dicen.
El tema es que esa mujer tiene 50, está de buen ver, puede hablar de Borges o de Peñarol, de mitología o de Jodorowsky, de cine o de educación... Y aún así, no hay un día de su vida en los últimos 15 años en que llegue a casa y no tenga quién la espere para compartir un café junto con las novedades del día. 
Por eso, aunque acepta lo que hay, no deja de sentirse idiota, cuando le dicen que no se puede tener todo en la vida o que todo se arreglará y todo irá bien. Porque el tiempo y la vida le demuestran lo contrario y si bien cree en Dios, a veces le da rabia, mira al Cielo y pregunta, con los ojos llenos de lágrimas:
¿QUIÉN SE QUEDÓ CON MIS SUEÑOS?

domingo, 24 de junio de 2012

Arcanos

A cuatro meses exactos hoy, de la muerte de mi madre, me pregunto qué destino me espera. Que no será acá, estoy segura. Y que no ejerceré más la docencia a nivel secundario, ni público ni privado, también. 
Todo el tiempo de mi vida que dediqué a prepararme para entregar "alma, corazón y vida", como la canción, en cada clase, se acabó. Si bien he pasado del Infierno al Paraíso en muchos aspectos, hay cosas que no pueden ser toleradas ni por mí ni por nadie en su sano jucio.
El prejuicio, las chacritas de poder efímero, pero mientras se tiene, se ejerce y si se puede abusar de él en perjuicio de otro mejor, la falta de estímulos, de alternativas laborales hacen que - ahora sí, definitivamente - diga FAREWELL, SIR. Eso en memoria de la película To Sir with love
A veces, el afecto de los alumnos no es suficiente para remontar ciertas trampas arteras que, aunque no se caiga en ellas, no significa que no hieran,lastimen, den rabia por la bajeza y la soberana estupidez de las mismas. 
Quien lea estas reflexiones, este monólogo interior pensará que guardo rencor. Y no, no es así puesto que "no hay mayor desprecio que no hacer aprecio." Lo que me rebela es que la mediocridad de unos pocos impida a muchos crecer y hacer crecer. 
No soy la única afectada en el tema. Somos más. Pero... lamentablemente es la única alternativa posible por ahora. 
Arcano... Misterio, eso es lo que la vida me depara. Búsqueda de nuevos horizontes es la actitud. Que no me va eso de sentarme a esperar. Ya empecé hace tiempo a buscar trabajo fuera de aquí y de la docencia.
Por la positiva: muchos estudios, experiencias varias, más desarrollada la docente. 
Por la negativa: la edad y  ser mujer. 
Sí, ser mujer a la hora de buscar trabajo pesa mucho, especialmente si se tiene preparación. 
Eso molesta. Lamentablemente es así, vivimos en un mundo machista disfrazado de postmodernismo. 
Pero a pesar de mis caídas, de mi salud algo resentida, sigo siendo una guerrera y lo continuaré así hasta que Dios marque mi hora. 
Es triste tener que renunciar a lo que se hace con amor y total entrega, por vocación. Pero la salud en juego no la pongo más. Mis mejores años se los di a la educación. Ahora los que me quedan los quiero para mí y para compartir con quien me elija quererme bien. Si alguien me elige... Chi lo sa? Es hora de pensar en mí. 
Mamá... ¡me lo dijiste tantas veces! Y yo pensé que los tiempos eran otros y yo, naturalmente, no soy papá. Él me superaba ampliamente. Pero teníamos tanto en común, que era inevitable que nos pasaran cosas similares. ¡Ay, mamita, qué razón tenías! No es que yo no te creyera, es que pensé que había cosas que yo no hacía que harían la diferencia, además del tiempo, el cambio social, ¡qué sé yo! 
Pero aún así, lo básico no ha cambiado y las cosas ocurrieron como lo dijiste. Seguro que me estás mirando y diciendo, como suelen decir las madres: "¡Te lo dije!" Cambia esa frase y guíame por mejores caminos que conduzcan a buen puerto. El que sea, pero donde mi barquito pueda anclar tranquilo, sin pensar en que le agujerearán el fondo... Te extraño, mamá.
 

Soledad

El viernes, entre las 7:15 y las 7:30 partió mi mamá. Fue como les pedí a Dios y a la Virgen de Guadalupe: no fue de asfixia y yo no lo ví. A mi padre le cerré los ojos. No deseaba pasar por eso de nuevo. Ahora - por fin - descansa. Ya no sufre, ya no toma una parafernalia de medicamentos, ya no se ahoga, no se asfixia. Descansa y está con el único amor de su vida: mi padre. Fue su único hombre, no conoció otro. Dios los tenga en su seno. Para mi fue muy duro porque estaba sola al recibir la noticia. Pero tuve un ejército de ángeles que me sostuvieron. Los nombraré por orden de aparición en mi vida: Lic. Elena González, nos criamos juntas. Auxiliar de enfermería Milka Pereira, también crecimos juntas: es la hermana de Roberto, mi compañero de escuela, mi pareja de baile en el conjunto de danzas de la escolar y mi noviecito de los 10-11 años. Lic. Araceli Giribón, colega  joven de mi madre, trabajó en la Escuela de Enfermería que mamá tenía. La excelente médica e igual amiga Dra. Fanny Barrera, a quien le tocó la difícil misión de darme la noticia y, finalmente, Elisa, la encantadora y cariñosa señora que nos ayudaba a cuidarla. A Elisa, Fanny y Araceli, ¡GRACIAS! por ayudar a mi madre a irse de este mundo sin sufrimiento. A todas, por sostenerme en el momento de darme la noticia. A nuestra hermana ya, nuestra fiel Leo (Leonor), madre de mi ahijado, que hace 40 años que está junto a nosotros y seguirá estando aunque desde otro lugar, porque ahora su familia, es mi familia aquí en Durazno.A Lucía, la compañera de Bernardo, mi ahijado, que al igual que yo, a sus 22 años ya era un paramédico, que le alegró la vida a mi madre con sus tres soles: Rocío, Angelita y "la Pelito" (Jasmín) como le decía mamá a la pequeñaja. A mi viejo amigo Miguel quien desde su puesto en la Fundación FRIDLA, me proporcionó todo lo que, primero mi padre y luego mi madre, necesitaron para tener una mejor calidad de vida. A la gente de CAMID, a todos, a la Dra. Mara Corbo, por su sensata intervención en el momento preciso. A la Dra. Laura Bonfrisco, por llenarnos de alegría en cada visita. A la Lic. Vanessa Alonso por estar al pendiente, a las auxiliares y los auxiliares que venían y ya eran de la casa. A los funcionarios de oxigenoterapia, a Julio y Marquitos, los más viejos y a los nuevos. A los técnicos Cristina y Javier. A mis médicos, que además de ayudarme con mi enfermedad, me ayudaban a sacar fuerzas para sostener a mi mamá: Dr. Jorge Romero, Dra. María José López, Ps. Gustavo Esteves, todos los fisioterapeutas, al "Señor de las Agujas", Dr. Claudio Piquinela, mi amigo y médico acupunturista. Mi hermana vuelve a su vida a Montevideo. Dios me dio una misión aquí: cuidar de mis padres en los últimos años de su vida. Mi enfermedad tenía ese fin: que yo volviera a mis raíces. Hoy me siento muy triste, pero fuerte, entera: cumplí con mi deber, aunque la enfermedad y vejez de mis padres exacerbaran sus fuertes caracteras y mi propia enfermedad sacara lo peor de mí. Durante 4 años, mi vida personal estuvo entre paréntesis. Después de las 9 de la noche, en que ya no había quien se quedara con mamá (Leo, Lucía, mi hermana, o Bernardo) yo dejaba de tener vida propia. NUNCA, JAMÁS, dejé sola a mi madre ni diez minutos para ir a buscar una Coca Cola. Dios lee mi corazón, conoció mi dolor, mi sufrimiento, mi impotencia, mis malos actos, mis frutraciones... Me perdonó mis errores no solo porque se lo pedí, sino porque me lo demostró cumpliendo mi súplica de una muerte rápida y sin sufrimiento para mi madre. Mis padres, ya reunidos con Dios, me dejaron grandes cosas: VALORES MORALES, RAÍCES, ESTUDIOS, DESEOS DE SUPERACIÓN PERMANENTES Y DOS VALORES FUNDAMENTALES: ALTRUISMO Y SOLIDARIDAD. Gracias también al Padre Fabián, al Padre Sahid, a las Hermanas, a Rosa, la encargada de la Rectoría Parroquial. A todos los que, de uno u otro modo, estuvieron con nosotros. Ahora, a retomar las riendas de mi vida: trabajo, estudio (mi ballet no lo dejo ni loca y debo preparar mis clases), desafíos: proyectos varios ya en marcha y mi misión como catequista y organizar mi Ítaca en Durazno, donde Dios disponga. Dios no me dio hijos pero me dio alumnos: es hora de remangarse y empezar a trabajar y a vivir un ciclo nuevo de vida. Gracias a los amigos de aquí que me dejaron saludos y privados. Gracias por estar, por los llamados, los sms. He empezado a trazar un nuevo círculo para mi vida. Dios sabe qué me espera. Y a algunas cosas, como la vuelta a la docencia, la espero con impaciencia. Para quienes fuman, sirva el ejemplo de la historia de mi familia para que dejen el vicio, tal como lo dejé yo una vez. Me retiro a descansar, que todavía hay muchos trámites que hacer y estamos con la casa en plena refacción. Hasta mañana, Dios los bendiga.

monikkula  Miércoles, 7 Marzo 2012 03:23 

El consejo del Premio Nobel



Hace mucho que no escribo. La vida me ha llevado por uno de sus lados oscuros y no he sentido deseos de escribir. Tampoco he tenido tiempo. Quien haya seguido esta bitácora, recordará que me vi obligada a abandonar "al amor de mi vida": la docencia. Pero como hay que vivir, comencé en su momento, el largo peregrinaje en la búsqueda de un nuevo empleo. Incluso me mudé a casa de mi madre, ya que la muerte de mi padre la dejó muy afectada y su salud, bastante precaria, se vino a pique. Créase o no, luego de buscar, preguntar, inventar, suplicar un empleo, aún sigo con las manos vacías. La pequeña renta por mi piso en la capital es todo lo que tengo. Materialmente hablando. Porque si alguna vez tuve zonas grises, melancólicas o tristes, hoy me las veo cara a cara con un mal terrible: la depresión. No estoy peor, según mis "psi" (quiatra y cólogo :P) porque soy una persona muy fuerte y tengo muchas reservas emocionales. Pero estoy entrando en la cuenta regresiva y tengo miedo.
Unos amigos selectos (lo que equivale a pocos pero buenos) me ayudan, cada uno a su modo. Algunos sin saber que lo hacen.
Recibí hace un par de días un correo con una pps sobre José Saramago, el Premio Nobel de Literatura. Sus citas eran interesantísimas y daban para pensar. Pero una de las más breves, me abofeteó en pleno rostro. Era esta: "No busques trabajo. Escribe."
Me quedé como encandilada por una potente luz que si bien alumbraba, no me dejaba ver con claridad. Y luego pensé: ¿Será que Dios se vale de Saramago y me está mandando un mensaje claro y directo? Buena pregunta. Quien haya leído algo de aquí, sabrá que la poesía es mi modo de comunicarme con el mundo y por eso la escribo. Pero un día, no hace mucho tiempo, decidí desafiarme y poner en el papel una idea que tenía un título muy vendedor... Y -creo- me metí en camisa de once varas y arranqué con una novela. Solo dos personas calificadas han visto parte de lo escrito. ¡Y les ha encantado! Entonces me pregunto: ¿no será que mi empleo es escribir?
Se aceptan sugerencias...

ΘΑΝΑΤΟΣ

 
Así llaman los griegos a la muerte. Pues si he estado ausente, es porque no hace mucho, la muerte visitó mi casa. Se llevó a uno de sus pilares fundamentales y fundacionales: mi padre.
Era viejito ya, pero se aferraba a la vida y a veces se sumía en profundas depresiones al sentirse inútil y dependiente de un andador para caminar y necesitaba ayuda para bañarse.
El 2 de enero hizo una fiebre rara e insistí en llamar al médico. Mi madre y mi hermana no me hicieron caso. El 4 se repitió y me costó una trifulca llamar al médico. Lo ingresaron. Había hecho un infarto cerebral. Nada muy severo a su edad, pero lo dejó afásico. Y quitarle a mi padre el habla, era matarlo. Y así fue... quedó con internación domiciliaria y se fue apagando como una velita. El 27 de febrero, 23:30 de la noche, supe que se moría. Hizo tres gestos con la cara, empujando las mandíbulas hacia adelante y se fue. Le di masaje cardíaco, sin éxito. Llamamos la emergencia y mientras esperaba afuera, mi madre, enfermera profesional, pero enferma ella también, le hizo respiración artificial.
Cuando llegó el médico, ya había muerto. Trataron de reanimarlo pero no tuvieron éxito y tampoco hubiera tenido sentido. Diez minutos de muerto, era convertir a un hombre desvalido en una planta.
Con mucha ternura lo miré por última vez, acaricié su frente, lo besé y cerré sus ojos.
Luego, acompañada por mi mejor amiga, que vino enseguida, fui a hacer los trámites necesarios.
Y al otro día, su velatorio y su sepelio.
Faltó muchísima gente, era fin de semana largo y casi nadie se enteró. Pero los básicos, estuvieron.
Especialmente mi puntal, mi sostén, ese ser que Dios me dio y que creí perdido pero que en su generosidad y amor infinito, el Señor me regresó. No se apartó de mi lado, me sostuvo, tomó mi mano, me abrazó, pero hubo de irse antes del sepelio. Lo importante es que no me falló. No me había fallado antes, cuando le dije que mi padre agonizaba. Se portó como lo que es: un caballero.
Lo echo de menos a mi papá. A pesar de nuestras diferencias, me hace mucha falta. No podía, por su edad, hacer mucho por mí. Ni siquiera comprender muchas de mis penas porque tenía edad para ser mi abuelo, no mi padre. Pero así y todo, yo sabía que estaba allí. A pesar de las discusiones, de los rezongos que me veía obligada a darle, sabía que estaba ahí. Cuando cayó enfermo, le cumplí la promesa que le hice de niña:
"- ¿Quién me va a cuidar cuando sea viejito?"
- Yo, papá.
Y así fue. Mi mano le dio de comer, lo bañó, lo limpió, cambió sus pañales, le dio sus remedios, lo acarició, le hizo cosquillas, inventó un juego de esgrima con los dedos para hacerlo reír...
Te extraño, papá. A casi dos meses de tu muerte, te extraño mucho.
Y necesito oír tus palabras tratando de ayudarme a resolver cosas que no estaban a tu alcance, pero que igual me hacía bien oír.
Cuido mucho de mamita. Sabés que no está bien y que se fatiga mucho. Me hace rezongar, la muy bandida y tengo miedo que te extrañe tanto, que decida irse contigo...
Por eso le pido a Dios que no me suelte de la mano, justo ahora que todo está tan complicado para nosotros. Tu partida nos tomó de sorpresa y eso trajo aparejados problemas que se arreglarán, pero mientras tanto, es duro, muy duro...
Mariela va todos los domingos a tu tumba. Yo prefiero recordarte vivo, pasándome la mano por la cabeza. Lo que ya te dije o lo que callé, es inútil plantearlo ante una tumba. Ni perdón ni te quiero son palabras para decir ante una lápida.
Rezo por ti cada noche. Le pido a Dios que te permita cuidarnos y protegernos junto con Él. Y también le pido que me deje un tiempo más a mamita... El que sea, el que disponga, pero el suficiente para que me vea con mis sueños básicos cumplidos, para que cuando le toque partir, lo haga en paz.
Visitame en sueños, te echo mucho de menos. Te quiero.
monikkula  Domingo, 18 Abril 2010 06:25

CINCO MESES DESPUÉS...


Hace cinco meses que no escribo. La última vez que escribí me recuperaba de una apendicitis aguda. Ha pasado mucha agua debajo del puente en este tiempo. Entre la desesperación del desocupado que se mata buscando un lugar en el mundo laboral, entre vivir ahora en una ciudad pequeña donde todos saben de todo y si no saben inventan, entre tener la cabeza llena de proyectos que no salen porque nadie los apoya o te dicen, como el tango: "mañana, después...". Y yo, podría decir, como el tango: "¿Después, a mí, me dicen como a un extraño?" Pero no importa. A pesar de todo, la esencia de la persona se mantiene y yo soy una guerrera y no lo puedo evitar. Así que me levanté, lustré mis armas, mi escudo, mi lanza; me puse "el tremolante casco" como el de Héctor, mi héroe homérico, y armada de proyectos salí a buscar qué hacer con mi vida. Golpeé muchas puertas que se abrieron, se deshicieron en elogios y aprovecharon mis ideas y saludaron con sombrero ajeno, sin siquiera invitarme a ver cómo había salido lo que yo ideé. Me recibieron aparentemente bien, pero luego noté cierto fariseísmo y decidí hacerme la tonta y no darme por aludida. Pero... En un lugar donde golpeé y me abrieron, donde no me conocían por no ser de la ciudad ni del departamento, recibí una calurosa bienvenida y mi proyecto presentado hoy es una realidad. El 31 de agosto, justo al terminar el mes, termina una etapa de mi vida y comienza otra. Ahora verán quién soy yo... Porque se han quedado con una idea vieja, no saben de mis estudios la mitad, ni de mis trabajos, y me siguen creyendo "una chiquita" como me dijo alguien que cree desmerecerme con ese comentario, solo porque es una señora mayor. Lo que tiene, en realidad, es MIEDO. Miedo a mi solvencia académica, a mi valor como docente y como persona. Entonces empecé a notar que no me invitaban allá, que no me respondían los sms, que no contestaban correos... Pero no importa: el primer objetivo está logrado. Mi curso de Literatura Comparada será un éxito, así concurran cuatro. Será un éxito porque yo lo decreté, porque no pasé mi vida estudiando y dando clases para que me descalifique sutilmente quien nunca supo cómo y cuánto trabajaba yo. A pesar de todo... ESTOY CONTENTA. Porque trabajaré nuevamente, algo vital para mí, y no solo por un tema de dinero, sino porque no sé estar sin hacer nada. Y estoy contenta porque la vida me devuelve lo que siempre fue mío. Dios se apiadó al fin de mí. Y la Virgen de Guadalupe también. Y la guerrera está nuevamente en pie, mirando el futuro con optimismo y dejando atrás a los fariseos... Que Dios los ayude y a mí no me desampare. He vuelto a la arena, he vuelto a luchar...

monikkula  Domingo, 23 Agosto 2009 20:03