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sábado, 23 de junio de 2012

"Le mal du siècle"


En el siglo XIX, el "mal del siglo" era "l' ennui", el hastío. Hoy, "le mal du siècle" es el estrés. ¿Por qué padecemos estrés las personas? Depende de las situaciones de cada uno. En lo personal, viene de un problema viejo no resuelto: no lograr el salario digno que me permita el derecho humano a darme de comer.
Hace diecinueve años yo iniciaba en mi juventud, una carrera que no estaba bien paga, pero que daba grandes satisfacciones a nivel personal: la docencia. Era joven, llena de ilusiones, de sueños, pero también de miedos que paralizaban muchas veces. Hoy, mi realidad es tan diferente en lo que al aspecto académico respecta... Ya no tengo los miedos de antaño y mi solvencia académica nadie la pone en discusión. Pero, cuando una persona debe enseñar algo a otro, su estudio es doble, porque primero tiene que entender lo que debe aprender, y, una vez aprendido, lograr que sea comprendido y aprendido por sus estudiantes. Cuando la asignatura es de pensar sobre la vida y los grandes temas de todos los tiempos, es trabajoso porque en estos tiempos postmodernos, solo se piensa en una cosa: DINERO.
Es entonces que aparece el estrés por trabajar mucho porque si no tienes el último modelo de coche y tus hijos no tienen el último del play station serán catalogados como sub especies sociales.
En cambio, en otros ámbitos, las personas nos estresamos porque chicos de 14 años nos escupen cuando intentamos dar clase, o nos insultan; porque pasamos frío junto con nuestros alumnos en salones helados, o calor, o nos faltan pizarras sanas, o tizas, o libros, o mapas para dictar la clase.
Una poeta uruguaya, María Eugenia Vaz Ferreira, iniciaba así un soneto: "Yo era la invulnerable..."
Bueno, así me sentía yo. Creía que podía con todas las adversidades y le ponía el pecho a las balas con una energía increíble.
Y hoy... me siento derrotada por el postmodernismo y padezco "le mal du siècle": el estrés.
Aguanté siete años, porque ningún´médico le daba importancia a mis contracturas y solo me indicaban ejercicios y relajantes musculares.
Hoy estoy de baja por estrés, luego de padecerlo sin tratarlo siete años. Y me pregunto ¿cuarenta días de baja serán suficientes para recuperar un daño que lleva siete años en mi cuerpo y mi mente?
Tengo ganas de llorar a gritos. Mi estrés es producto del desperdicio: estoy sobrecapacitada y no logro hallar un empleo que me dé de comer, y si le agregamos la edad, "complicado para Acuario."
Fe, es una palabra que tiene un gran peso. Ahora se me está haciendo liviana porque me he cansado de clamar al Cielo y decir que no soy Job.
Estrés y frustración: anverso y reverso de una misma moneda. Y sobre todo, mucho cansancio, de luchar por salir adelante sin éxito.
Dios me ampare, porque ya no puedo más. Asco da mi vida, y tanto estrés llevo, que hasta vomito del dolor en el cuello.
Dios no me olvide, porque ya no puedo más. La guerrera tiene su lanza quebrada y esta´desarmada ante el enemigo.
Job y yo, a estas alturas de mi vida, ya somos íntimos...